
Hacia el año 600 a.C., los filósofos griegos comenzaron a especular sobre la naturaleza del Universo y los materiales que lo componían. Aristóteles pensaba que las sustancias estaban formadas por 4 elementos: tierra, agua, aire y fuego. Cada elemento se componía de dos cualidades distintas: por ejemplo, el fuego, caliente y seco; y el agua, fría y húmeda. Los distintos elementos se combinaban en distintas proporciones para formar los componentes del planeta terrestre. Paralelamente, otros filósofos, entre los que destaca Demócrito, ya postulaban que la materia estaba constituida por partículas indivisibles a las que llamó átomos, que significa precisamente indivisibles, aunque esta teoría no fue popular hasta principios de la edad moderna con la llegada de Boyle.